viernes, 15 de septiembre de 2017

Memoria colectiva



UNIVERSIDAD MICHOACANA DE SAN NICOLAS DE HIDALGO
FACULTAD DE PSICOLOGIA
PSICOLOGA COLECTVA

PROFESOR: IRAAM MALDONADO
 ALUMNA: MONSERRATH ALTAMIRANO AMEZCUA






INTRODUCCIÓN

La memoria colectiva se manifiesta en las sociedades no sólo en la manera en la que se señalan las fiestas, rituales y costumbres. Pero no lo hace encarnándose en el individuo; su mecanismo es a través de la conformación de moldes de comportamiento a los que cada uno de los sujetos sociales ha de ajustarse. Estos estereotipos tienen tal fuerza que sirven de señales para indicar si alguien pertenece o no a un grupo social.

Este tema ha interesado no sólo a científicos sociales, sino a literatos. La sociología, por parte de Maurice Halbwachs se enfocó en este aspecto y fue desarrollado más tarde en el ámbito de la psicología por Pablo Fernández. En este breve ensayo se expone una visión construida a partir de los textos La memoria colectiva de Hallbwachs (2004), El concepto de psicología colectiva de Fernández (2006), El zoo humano de Morris (1970) y Las ciudades invisibles de Calvino.

Cada uno de estos autores aborda el tema desde perpectivas diferentes: la sociológica, la psicológica, la biológica y la literaria, respectivamente. Desmond Morris afirma que las formas, a las que se refiere Fernández, son impulsadas por el desarrollo biológico del hombre, el cual lo lleva a formar grupos pequeños y plenamente identificados.
Por su parte, Maurice Hallbwachs presenta a la memoria colectiva como el sentido perdurable de las actitudes sociales, como las costumbres que pasan de una generación a otra, enriqueciéndose por el contexto, pero conservando su fondo. De aquí parte Pablo Fernández para escribir su obra sobre la psicología colectiva, en la que refiere cómo la memoria colectiva permanece a través de formas que influyen en el comportamiento individual y en su sentido de pertenencia.
Finalmente, Italo Calvino, en su colección de relatos, evidencia la imposibilidad del individuo de sustraerse a ellas, por ser tan sutiles, casi imperceptibles para quienes no han estudiado el tema como los autores anteriores.
En su libro Las ciudades invisibles, Italo Calvino muestra que la ciudad es el espacio físico en el que se desarrollan las más diversas relaciones entre los individuos. De esta manera, las ciudades pueden parecer diferentes debido a sus edificios, monumentos y avenidas, pero son iguales en cuanto a que contienen las mismas maneras en las que las personas se comportan; aun cuando parezcan distintas por el toque personal o social, característico de cada ciudad, en esencia son lo mismo, cumplen igual función.
El individuo se comporta de acuerdo a ciertas formas preestablecidas, en las que él no estuvo precisamente de acuerdo; sencillamente porque son antiguas, pero aceptadas para funcionar como marco en el que sucede su comportamiento cuando entra en relación con los demás. No obstante, dicho marco no es tan rígido que le impida manifestar aspectos propios de su personalidad. Puede decirse que estas formas sociales no son exclusivamente limitantes, sino que actúan como punto de partida del que las personas manifiestan sus actitudes reprimiendo aspectos de su personalidad y asumiendo otros que no les son precisamente propios. Es decir, en ocasiones un individuo intolerante tiene que mostrarse amable, aunque no lo sea, o teniendo una emoción como la ira, debe adecuarse a una situación en la que tenga que portarse con amabilidad.
El origen de las diversas formas puede no corresponder a la época en la que vive quien se desenvuelve en ellas, ni siquiera en su estatus social. Desmond Morris (1970, p. 28) señala actitudes e incluso maneras de vestir asumidas por la gran mayoría para aparentar pertenecer a un grupo al que consideran con cierto poder o prestigio. Esto sucede también con las actitudes, la manera de hablar o de moverse para sentirse parte de algo.
Una manera de entender a la sociedad es estudiando las formas que ha desarrollado a través del tiempo para mantener su coherencia. Es así que la búsqueda de pertenencia de cada uno de sus miembros culmina cuando se adecúa al comportamiento de los demás. Según Fernández (2006), las personas no tienen gestos, ni pensamientos propios, sino producto de la memoria colectiva que dicta cómo comportarse en cada situación, de acuerdo a lo establecido.
La memoria colectiva va delimitando las características que deben asumirse en determinados contextos; la particularidad del individuo está inmersa en las condiciones fijadas por ella. Comportarse de manera diferente sería romper el equilibrio, la estética, que no se refiere precisamente a lo bello, sino al orden, y, de esta manera, sentir que no se pertenece.
De alguna manera las situaciones que se viven hacen recordar a los sujetos que tienen que actuar de cierto modo; así como los recuerdos de experiencias personales pueden ser rememorados colectivamente cómo cuando se reúnen viejos amigos y los recuerdos son enriquecidos y confrontados para adquirir alguna regularidad que servirá de molde para comportamientos sucesivos.
Las cosas que se viven no siempre se olvidan, porque en realidad nunca se viven en soledad y la sociedad misma tiene mecanismos para hacerlos recordar, incluso situaciones que no se vivieron personalmente, pero a las que se tiene que conformar cada uno. Por ejemplo, entre países existen rivalidades añejas que alguien pudo no vivir, pero la rivalidad es asumida en su comportamiento, como los casos tan importantes como el de Francia y Alemania por territorios, el de los mismos alemanes con los judíos o el de México y Estados Unidos.










REFERENCIAS
Calvino, I. (2010). Las ciudades invisibles. España: Siruela.
Fernández Christlieb, P. (2006). El concepto de psicología colectiva. México: UNAM.
Hallbwachs, M. (2004). La memoria colectiva. España: Prensa Universitaria de Zaragoza.
Morris, D. (1970). El zoo humano. España: Plaza & Janes.
 



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feases

todos piensan antes de actuar. yo actuó, la cago y después pienso.   Hola... fue un placer desconocerte Mientras tu me ignoras,, hay mas ...